SÍlFIDE

Despierta. Le sorprendió el Sol por la ventana abierta. Anoche se acostó tarde sin decidir que hacer hoy, porque prefiere vivir la vida de momento, a cada milésima, a cada milímetro. Esta cansada de pensar, de esperar. Medio despierta, medio dormida prende un cigarro y se dirige a la cocina. La fuente del barrio se ha secado, los deseos perdidos y el verano ha llegado. Sonríe muy poco, pero ayer rompió una luna con su risa. Camina lento, nada le inquieta, ya no va más de prisa. Ahora sobria no sabe como borrar lo que anoche escribió con aerosol en la puerta de su vecina.Pero hoy está cansada de pensar, de esperar. Una carta ha llegado. Lee. Ríe. Llora. Aumentan sus latidos. Lee. Canta. Grita. Le da la última piteada al fallo, prende otro. Se sienta. De un solo trago se toma lo del vaso. Recuerda. Olvida. Olvida y recuerda. Se vuelve a parar. Sonríe, deja caer el papel. Se tapa la cara y llora. Recoge la carta .Lee. Lee de más cerca. Habla. Habla sola. Ríe. Ríe más fuerte. Olvidó. Olvidó distinguir el color del amor, del dolor y de cualquier otro sentimiento. Porque en ocasiones espero y no llego, en ocasiones prometió y olvido. En ocasiones vivió y en otras murió. Porque hoy se canso de pensar, se canso de esperar.